La política ha sido definida como “agreement to disagreemnent” es el acuerdo para estar en desacuerdo, lo que permite convivir en una misma sociedad, aunque no estemos de acuerdo los unos con los otros.
Cuando termina la política comienza la guerra en todas sus expresiones, si no hay acuerdo empuñamos los fusiles para imponer la voluntad del uno sobre el otro, que es la manera bárbara de someter los unos a los otros.
El punto más dramático de pésima convivencia es la dictadura, que es la imposición de unos pocos a todos los demás, de su voluntad, por medio del uso de la fuerza, cárcel, tortura, muerte a todo aquel que no se someta a las reglas del régimen dictatorial.
En Colombia tenemos una democracia muy débil donde la clase política con honrosas excepciones ejerce el poder exclusivamente para obtener su enriquecimiento personal a costa del robo sistemático de los recursos provenientes del pago de impuestos de los empresarios y la clase trabajadoras en todos sus estamentos.
Se ha generado una verdadera mafia para detentar el poder y arraigarse en él a perpetuidad, mafia que tiene su principal soporte en la corrupción de todo tipo, manejo amañado de contratos, distorsión de decisiones judiciales, leyes acomodadas al servicio de las clases poderosas y de los mismos políticos, etc., etc.
En mi visión lo mas grave es que la gente de a pie, el ciudadano común y gran parte de la gente decente definida como la que trabaja ardua y honradamente para conseguir el sustento de su familia, mira la política con desdeño, con pereza y es ajena a participar en ella, pues su visión es que es un mundo de porquería y no quieren saber nada de la misma.
En la medida que permanezcamos de espectadores, dichas mafias seguirán haciendo fiestas con nuestras vidas y nuestros impuestos y nosotros con espíritu de esclavos seguiremos soportando esa triste realidad.
Mi invitación es que participemos activamente en política, nos organicemos, aspiremos a formar parte de los concejos, cámaras, senado, alcaldías y gobernaciones y hasta la presidencia de la república.
Se que no es un camino fácil, las mafias tienen organizado el camino electoral de tal manera que es difícil aspirar a cualquier cargo por fuera de sus partidos, bien sea de derecha o de izquierda, existen los famosos avales donde arranca la corrupción y le exigen al candidato cifras astronómicas para darle el aval, génesis de la corrupción, pues el que logra el aval debe recuperar su inversión y generar una “ganancia”.
De todas formas, el voto es un ejercicio muy importante de la democracia y aunque sea una participación de cada cuatro años de manera mínima en el proceso político, vale la pena ejercerlo con consciencia de país y seleccionar a los candidatos ajenos a la corrupción si es que los hay.
Debemos luchar por una gran nación donde no se vote por miedo o por temor o en contra de, sino que se vote por el mejor perfilado para lograr un país equitativo y progresista con base a la libertad, el acceso a la salud, el acceso a la educación, la libre empresa y la pulcritud en el manejo de los recursos públicos.
Todos los pasos que demos en esa dirección, por pequeños que parezcan valen la pena.