Este año aprendí que los ciclos se acaban,
que nuevas metas nacen cuando persiste el alma.
Aprendí que hay caminos para seguir creando
y que no hay sueño muerto si alguien está luchando.
Entendí que el saber cambia todos los días,
que el inventor reinventa antes de perecer,
que el valiente es valiente por su valor y aliento,
y que no existe opción de dejar de aprender.
Este año aprendí que todo se transforma
y que no falta nunca que huyan dos o tres.
Pero existen seres con lealtad de acero
que nunca por el miedo se dejarán vencer.
Entendí que constancia vence a inexperiencia
y que el que menos sabe también puede aprender.
Aprendí que hay talento oculto en la rutina,
que por camaradería se atreve a florecer.
Este año aprendí que el tiempo es un suspiro,
el reto es un amigo y el esfuerzo es un rey.
La constancia es un ave que vuela con persistencia
y como resultado, en amplio firmamento, la verás ascender.