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Reflexiones objetivas sobre JCI Colombia

Creado por: Rubén A. Cadavid V.

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Una mirada objetiva y reflexiva a la JCI Colombia de hoy

Analizar y reflexionar en torno a los fundamentos históricos, filosóficos, administrativos y de gestión de la JCI Colombia, es para el autor una tarea llena de vivencias y de sentimientos encontrados, toda vez que ella representa buena parte de su formación, de su proyección y por que además es hacer referencia a “LA UNIVERSIDAD DEL LIDERAZGO”, que en el pasado inmediato fue y es la esencia que nos condujo a conocer y palpar a inmensa riqueza que tiene la experiencia Juniorística.


Durante los años 70 y 80, el discurrir de la patria y de la mayoría de los países de América Latina, se enmarcó en el ámbito del romanticismo; del idealismo afectivo y parroquial. Lo político y lo global pasaba por las diferencias sociopolíticas nacionales e internacionales. La caída del muro de Berlín; la guerra fría; el apartheid; el estado soviético y sus procesos políticos; los cambios de visión política y social en nuestros países y la guerra de guerrillas, fue un cúmulo de procesos matizados por el arte de Picasso; la música de los Beatles; el movimiento hippie; los avances en la literatura y la música, entre otros aspectos socioculturales de importancia.z

Formando líderes desde los 80s

Ingresar al Juniorismo en los ochenta, fue una buena oportunidad para conocer y alcanzar una visión más nítida de nuestra realidad. Llegar a una OLM, era iniciar una carrera de aprendizajes, que basada en nuestras particularidades filosóficas, léase lo básico, se orientaba a fortalecer los campos de oportunidad con base en consolidar un liderazgo efectivo, el que se materializaba en los grupos de trabajo, a partir del fortalecimiento de la administración, la planeación y la gestión.

Se inmediatizaba la formación de las organizaciones locales bajo la tutela del conocedor de los procedimientos parlamentarios y de la oratoria; del debate sobre temas de la comunidad o de la región. Era el reconocimiento permanente al más experto, al mejor orador, al programa de más impacto, al más capacitado, al más laborioso.

Allí tenían punto de encuentro miembros antiguos, expresidentes capitulares, zonales o nacionales, senadores y “nuevos” que concurrían con sus potencialidades empresariales, políticas o académicas, para fortalecer el conocimiento empresarial y académico, a fin de hacer crecer el campo de oportunidad del individuo, de la comunidad y de la organización. 

JCI Colombia: liderazgo en evolución

Las convenciones zonales y nacionales eran el foro máximo de la inteligencia, del debate, del desarrollo y la proyección de los miembros de la organización. Así, el desarrollo y el avance de la JCI Colombia, se lograba a partir de:

 

  • Conocer, profesar y proyectar los valores y principios de la JCI.
  •  Atender y aprender del experto – Senador, Expresidentes, Empresarios y Académicos.
  • Cimentar y proyectar en forma permanente y efectiva el liderazgo en los diversos campos de oportunidad, haciendo del liderazgo un proceso continuo, versátil, inspirador, ejemplar, afectivo y muy productivo.
 

No faltaron las dificultades, los problemas, los errores, las rencillas, los egoísmos de las organizaciones locales, pero la prioridad siempre fue el crecimiento personal, la formación, el encuentro zonal de programas y vivencias y otra vez el liderazgo afectivo y efectivo. En el presente milenio el marco institucional de la JCI , enfrenta otras circunstancias y otros retos. Las nuevas generaciones superaron el ábaco, la regla de cálculo, la calculadora, la dogmatización religiosa, la enseñanza y el aprendizaje psicorígidos. El sentimentalismo de otro, dio paso al mundo de la cibernética, de las telecomunicaciones; al mundo de la simulación robotizada, la globalización y por tanto la internacionalización del pensamiento; de la empresa; de la cultura; de la política y de la visión que en segundos puede dar cuenta de lo que sucede en cualquier punto del universo.

Desafíos de la JCI Colombia

Hoy en día, el niño vivencia la agilidad e instantaneidad del cambio. El joven adolescente ingresa a la Universidad, inmerso en su propio cambio psíquico y de personalidad, acorralado por lo light, lo fácil, lo inmediato, lo competitivo, la fuerza de lo económico, para enfrentar las oportunidades que exigen una mayor formación profesional y expertísimo especifico, para sobrevivir en un mundo inusitado y difícil. Ya no es el romanticismo y el idealismo de las luchas políticas y sociales, lo que enmarca el derrotero del mundo. El joven enfrenta el postmodernismo y la crisis de valores en los diferentes estamentos marcados por los inevitables cambios que afectan las instituciones, entre ellas la JCI Colombia. Por tanto, se requiere que la visión y la gestión se modernicen, se elabore un plan de desarrollo en el cual se prevea el futuro de la organización; proyectos y programas a partir de una autoevaluación seria y consistente con fundamento en lo ético, lo responsable y lo sostenible. Se acople al nuevo joven académico y empresario que desea llegar a la organización para formarse en el liderazgo efectivo con un plan estratégico que entusiasme y consolide sus intereses y vocaciones.

 

Se debe modificar en la estructura académica y gerencial para que consulte las necesidades del nuevo Junior. Los campos en la comunidad que vive, lo net, en sus múltiples posibilidades; internacionalismo global y telemático. Todo ello, para que la organización y sus actores recíprocamente atiendan con éxito la contemporaneidad y por tanto, ambos crezcan en calidad y cantidad (léase nuevos grupos y nuevos programas). No obstante, el autor considera que la misión institucional debe permanecer. Quizás deba ser más actual, lo que no implica que se abandonen los postulados filosóficos (lo básico) y que de ninguna manera y en esto discrepo de ilustres líderes de la organización, se pueda abandonar la historia, el expertismo y la experiencia de quienes han dejado huella y han conducido la organización con relativo éxito; han contribuido a su desarrollo y a su continuidad a través del tiempo, obteniendo importantes posiciones en la organización internacional y mundial, siendo candidatos de gran valor para ser presidentes mundiales.

Unir generaciones para avanzar juntos.

No se trata de borrar la historia y los acontecimientos grandes de la organización, expresando “que los viejos se vayan”, no. Las organizaciones que olvidan sus líderes y la historia, se ven sometidas a cometer los mismos errores y a no aprender de ellos; y a recomenzar sin bases y antecedentes. No se trata tampoco de intervenir en forma activa y contundente en las decisiones que las juntas directivas de las OLMs o de la JCI Colombia, tomen, en virtud de sus derechos legítimos, al analizar cada tema. Los Expresidentes y Senadores creo comparten este sentimiento. Respetan la independencia y las diferencias generacionales que deben existir entre los Juniors y la historia de la organización, pero no se puede negar que podemos contribuir con ideas, acciones y gestiones a engrandecer y fortalecer la JCI Colombia. La organización ha decrecido en OLMs y en número en los últimos diez años La resolución de esta problemática se logra, a partir de la unión dinámica de todos los estamentos de la organización y la revisión de sus estrategias programáticas. No se puede negar la contemporaneidad y el cambio, lo que requiere nuevos enfoques con más penetración y logros, pero tampoco se puede olvidar y desconocer el bagaje y la visión de quienes pueden hacer aportes a la organización, para que ella prosiga brindando oportunidades y formación a los nuevos líderes que tanto el país como el mundo necesita.

 

Unos y otros estamos liderando líderes y aprendiendo de ellos. Producto de este dinámico aprendizaje, de la transformación que debemos lograr para ser de nuestra institución una organización más contemporánea, más actual que pueda así atraer talentos que por su puesto logren organizaciones locales fuertes y de gran proyección y por tanto una JCI Colombia en continuo progreso y que además pueda apoyarse en sus estamentos asesores como son la Fundación, el Senado y el Consejo Nacional de Expresidentes (CNE) que en su conjunto le permitan como un equipo una institución con notable futuro y proyección.

 

 

Unidos todos pongámosle fuerza, dedicación, acción y buena gestión y seremos como ya se nota una organización sólida que nos permita en el futuro tener un presidente mundial, porque tenemos líderes talentosos y visionarios.

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